Ya podrÃamos hablar de que estamos en perÃodo electoral. No porque ya vayan a ser las elecciones, que serán en abril de 2026. Si no porque todos y cada uno de los polÃticos están afilando sus dientes y garras para hacerse con el poder, descalificarse unos a los otros y eliminar, vÃa leyes a medida, a quienes les puedan causar un dolor de cabeza. Pero, ni por asomo hay un liderazgo que genere expectativa y, mucho menos, esperanza en un ambiente de tanta polarización y crisis con la corrupción.
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