LA MARCA REGISTRADA DE LA CORRUPCIÓN

El corrupto expresidente Martín “Lagarto” Vizcarra no se cansa de demostrar que es un delincuente. Cuando creíamos que ya había tocado fondo con la condena de 14 años de cárcel que tiene por haber recibido S/ 2.3 millones en sobornos, la Fiscalía le abre un nuevo juicio oral. Esta vez, lo acusan de colusión, que en simple significa que se puso de acuerdo ilegalmente con empresas para defraudar al Estado.

Por este nuevo delito, la Fiscalía pide 10 años más de cárcel. El «Lagarto» usó su cargo de gobernador en Moquegua (2011-2014) para manipular los contratos del Hospital y Lomas de Ilo. No solo aceptó el coimas, sino que activamente amañó las licitaciones para que sus amigos empresarios ganaran, traicionando la confianza de todos los peruanos.

Este prontuario del «Lagarto» se vuelve aún más insultante cuando vemos que su hermano, Mario “La Lagartija” Vizcarra, quiere ser presidente. Mario no es otra cosa que un títere de su hermano delincuente y, casualmente, él también arrastra investigaciones fiscales por colusión y peculado doloso. Ambos usan los cargos públicos, las empresas familiares y la política para defraudar al Estado y enriquecerse.

Los Vizcarra no tienen principios políticos y si tienen la misma mala intención. Usar el poder para el beneficio personal. El Perú tiene que entender que la mafia familiar no se va a ir sola. Rechazar a «La Lagartija» es el primer paso para terminar de enterrar al «Lagarto» y a su marca de corrupción. Un Vizcarra es tan malo como el otro.

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