OBRAS ETERNAS Y MILLONES PERDIDOS

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Arequipa vuelve a cargar con la vergüenza de la ineficiencia política. La Planta de Tratamiento de Aguas Residuales en Socabaya, iniciada en el 2019 bajo la gestión de Elmer Cáceres Llica, se ha convertido en el ejemplo vivo de cómo los proyectos en esta región se empantanan entre la corrupción, los sobrecostos y la falta de responsabilidad.

Seis años han pasado y la obra apenas alcanza un 75% de avance, mientras el presupuesto inicial de S/ 7.8 millones ya se duplicó, superando los S/ 17 millones. Lo que debía ser una solución concreta para la salud pública y el cuidado del medio ambiente, hoy es un monumento al abandono, en donde más de 20 mil personas viven entre el mal olor y donde sus animales deben seguir tomando esa agua. La  incapacidad de las autoridades ha permitido que esta construcción se convierta en un pozo sin fondo para el dinero de los arequipeños.

El problema no es solo el retraso. Cada día que esta planta no entra en funcionamiento significa aguas servidas contaminando, barrios inseguros y ciudadanos expuestos a enfermedades. Mientras tanto, las autoridades se pasan la pelota, entre el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) y las municipalidades de Socabaya y Characato, y las empresas contratistas siguen lucrando, siempre con el mismo final. Obras inconclusas y un pueblo que sigue esperando.

Arequipa merece respuestas y soluciones. Una planta que debía estar operativa hace años se ha convertido en otra herida abierta de la corrupción y la ineficiencia. Un cambio de ciclo total debe terminar con estas obras eternas que saquean los bolsillos de los ciudadanos y les niegan servicios básicos.