MINEROS ABANDONADOS, PUEBLOS DESABASTECIDOS: EL CAOS COMO ESTRATEGIA

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En Ocoña, Arequipa, cientos de familias están sin agua. La causa: el paro indefinido de mineros artesanales, que reclaman por años de abandono, exclusión y criminalización.

Y mientras los vecinos cargan baldes y las autoridades locales reparten agua en cisternas, nadie del Estado asume la responsabilidad.

Esto no es casualidad. El caos no es accidente, es estrategia. Una estrategia que beneficia a la mafia caviar enquistada en el Estado, que necesitan que el país siga desordenado, enfrentado y sin soluciones reales.

Son ellos quienes bloquearon una verdadera reforma minera. Son ellos los que defienden a las grandes concesiones que no explotan ni dejan explotar, mientras los pequeños mineros siguen condenados a la informalidad y usados por políticos y mafias.

¿Cómo puede ser que el Estado siga sin darles una solución estructural? ¿Hasta cuándo se va a castigar con abandono a quienes trabajan sin ser reconocidos?

Mientras tanto, los peruanos comunes son los que pagan las consecuencias del desgobierno: sin agua, sin trabajo, sin justicia.

Esto no se arregla con parches ni promesas. Se necesita un cambio profundo en el modelo minero, que reconozca al pequeño productor como sujeto económico y social. Que lo incluya, lo formalice y lo potencie.

Porque cuando el Estado abandona, el caos manda. Y ese caos, es el oxígeno de los que quieren mantener al Perú corrupto.

Es hora de un Cambio de Ciclo, donde el trabajo sea valorado, el orden sea real y la justicia, para todos.