La educación que reciben nuestros hijos está en constante deterioro. Hay problemas graves como techos que se caen, falta de agua, escasez de carpetas y casos en los que los docentes ni siquiera han terminado el colegio. A todo esto, se suman las bajas temperaturas, que cada año afectan a los estudiantes, exponiéndose a enfermedades como resfríos e incluso neumonía.
La Gerencia Regional de Educación retrasa el inicio de clases entre 15 y 30 minutos en Condesuyos, Castilla, La Unión y Caylloma. También suspenderá la obligatoriedad del uniforme escolar mientras duren las heladas que afectan al 10% de los colegios en estas provincias.
Si el problema ocurre todos los años en los mismos lugares, ¿por qué el Estado no lo prevé? Estas medidas son insuficientes frente a un problema recurrente. No parece que entre tantos expertos en ministerios y municipios se les ocurra algo mejor mientras nuestros impuestos desaparecen.
Es momento de exigir soluciones definitivas que ataquen el problema de raíz. Necesitamos un cambio en nuestras autoridades lo antes posible. De lo contrario seguiremos en estas condiciones que están poniendo en riesgo la salud y el futuro de nuestros hijos.