Más de 17 mil arequipeños estamos en peligro por las intensas lluvias que continúan incrementando los caudales de los ríos, provocando deslizamientos y deteriorando infraestructuras de colegios y hospitales, entre otros daños.
Según el Cenepred, son 10 distritos de la ciudad blanca están en riesgo muy alto. Pero, como si eso no fuera suficiente, el panorama en la educación también es preocupante: 10 colegios en Cayma no están aptos para el inicio de clases debido a techos y muros que podrían colapsar en cualquier momento.
El sector agrario también está sufriendo las consecuencias. Cientos de hectáreas de cultivos de arroz y uva han sido arrasadas, golpeando directamente a los agricultores y amenazando la seguridad alimentaria de la región.
¿Y qué hacen las autoridades locales? Desde hace 25 años, todos los que han pasado por los gobiernos locales se han hecho de la vista gorda para prevenir afectaciones de este tipo.
Los amiguismos para acceder a puestos claves y la corrupción en obras y reconstrucción también nos han arrastrado a esto. Y por si no fuera poco, las respuestas ante las advertencias es preocupante.
Mientras miles de familias arequipeñas vivimos con el temor de que en cualquier momento un huaico arrase con todo, el Indeci recomienda que se protejan y refuercen los techos de sus casas y que, en caso de emergencia, active su propio sistema de alerta con silbatos, campanas o parlantes.
Arequipa requiere de políticos que se preocupen solucionar nuestros problemas y estén dispuestos a trabajar para evitar más tragedias que no nos dejan desarrollarnos como región.