El 2023 fue un año intenso, donde la sensación de inseguridad ciudadana ha aumentado y diversos actos criminales, como el sicariato, han generado alarma en la región de Arequipa. Sin embargo, todos los récords los batimos en otra área: Fue el año con mayor cantidad de mujeres asesinadas en la región. 18 mujeres, entre ellas estudiantes, damas de compañía, amas de casa y profesionales fueron el rostro de un país injusto. E inauguramos el 2024 con otra injusticia más: Encontraron a una mujer descuartizada dentro de un refrigerador. Macabro.
¿Y dónde está la Justicia? ¿Y dónde están quienes ejercen la justicia?
Los castigos no llegan. Tampoco son ejemplares.
Los procesos legales y judiciales pueden durar años y los asesinos siguen en libertad. El Poder Judicial da vergüenza y es la mujer peruana la primera en ser la cara visible de un país injusto, donde jueces y fiscales son cómplices de los asesinos al simplemente no actuar.
El Perú necesita un cambio de rumbo. Primero, entender de una vez que a las mujeres no se les golpea y, seguido, cambiar el sistema judicial, comenzando por cambiar a jueces y fiscales que no cumplen con su labor: Ejercer la justicia.