Las transferencias de canon y regalías mineras convirtieron a Yarabamba, provincia de Arequipa, en el tercer distrito más rico del Perú durante 2022. Esta localidad forma parte de la zona de actividad directa de la minera Cerro Verde, una de las mayores productoras de cobre, uno de los metales con mayor demanda del mercado.
Así, construyeron un Estadio aunque, son escasos y casi nulos los espectáculos nocturnos en el recinto, mientras que el agua potable es una pesadilla no solo para el Estadio, sino que, sobre todo, para los vecinos.
El Estadio, remodelado por la pasada gestión con un valor de 8 millones de soles, tiene iluminación nocturna y pista atlética sintética y capacidad para cerca de 3.000 espectadores. Es decir, si los 1.700 habitantes del distrito deciden ir al estadio no coparían sus tribunas, sin embargo, ¿cuánto podríamos haber solucionado con esa plata?
Al igual que el resto de los vecinos, el estadio no tiene agua potable por conexión y recurre a un tanque para surtirse. Las gestiones ediles pasadas también construyeron parques inmensos. Sus vecinos no desdeñan de la infraestructura, pero reconocen que su principal preocupación es el agua potable. No tienen conexiones en sus domicilios y un cisterna los abastece una vez por semana. La municipalidad costea ese servicio, que le cuesta S/ 800.000 al año.
El déficit del recurso hídrico no fue abordado con proyectos de envergadura por pasadas gestiones, a pesar de la existencia de fondos, lo que nos hace cuestionar qué es lo que hacen las autoridades con el dinero y existen dos opciones: O lo gastan en lo que no tienen que hacerlo o simplemente se lo llevan a para la casa.
La decisión de cómo se gasta nuestro dinero pasa únicamente porque elijamos mejor a las autoridades y que estas se dediquen realmente a solucionar nuestras necesidades básicas. No estamos en desacuerdo con un Estadio o una loza deportiva, pero es imposible priorizarla si no tenemos agua potable.
Necesitamos autoridades que nos miren a nosotros primero, a los invisibles, a los que tienen que esperar el agua, a los que sufrimos por la delincuencia y no vemos fruto de las gestiones por la corrupción.
Arequipa necesita con urgencia nuevas autoridades, representantes de un cambio real, con las manos limpias y con verdadero interés en las personas, hasta hoy abandonadas.