Mientras los políticos se enfocan en discutir y hacer campaña, los habitantes de Arequipa continúan sufriendo las consecuencias de la inseguridad. La delincuencia ha alcanzado niveles alarmantes y la presencia del crimen organizado y el tren de Aragua ha generado una sensación constante de incertidumbre y miedo en la población.
Las familias están preocupadas por su seguridad y la posibilidad de ser asaltadas, asesinadas o secuestradas. La falta de acción por parte de las autoridades y la ineficacia en el combate al crimen han dejado a la población sin protección y sin esperanza. Es necesario que se tomen medidas concretas para abordar esta profunda crisis de seguridad y garantizar la protección de los habitantes de Arequipa, que hoy viven asolados por el crimen.