A los peruanos nos han quitado completamente el orgullo de lo que somos. Nos avergonzamos de nuestra corrupción, de la delincuencia, de la anemia y la tuberculosis, de la inmigración descontrolada. Nos avergüenza nuestra política. Y cómo no, si llevamos años sin siquiera tener una presidencia estable. Pero somos mucho más que eso. Y podemos estar orgullosos de serlo.
Arequipa lo tiene todo. Historia, paisajes, arquitectura, buena comida. Pero ¿por qué nos cuesta tanto apreciar lo nuestro? Promover el turismo y consolidar nuestra identidad arequipeña debería ser nuestro gran objetivo y todos podemos ser parte. Arequipa es maravillosa y depende de nosotros combatir el centralismo, la delincuencia y traer trabajo e inversión, para hacer de Arequipa un lugar aún mejor.
Tenemos santuarios arquitectónicos y arqueológicos. Podemos recorrer las Canteras de Sillar, base de nuestra arquitectura, por algo somos la “Ciudad Blanca”. Podemos ir a los Petroglifos de Toro Muerto y apreciar nuestra historia. Si queremos recorrer la ciudad tenemos cientos de casonas coloniales, nuestra hermosa plaza de armas, nuestros arcos y todo esto sin estar con el estómago vacío.
Podemos revivir nuestro turismo y sentir orgullo de la tierra arequipeña, de sol radiante y cielo azul todo el año. Podemos recuperarnos de la crisis económica engrandeciendo lo nuestro y mostrándolo al mundo, trayendo trabajo y recursos frescos.
Podemos alejarnos de la corrupción y los políticos, que han sido incapaces de engrandecer a Arequipa, pues solo nos han traído crisis y nos dejan abandonados frente a la delincuencia y los problemas migratorios.
A pesar de nuestros problemas debemos estar orgullosos de Arequipa, somos una gran ciudad y podemos hacerla, nosotros mismos, un lugar aún mejor. De nosotros depende.